¿Por qué la moda las prefiere tan delgadas?

A pesar del boom de las mujeres con curvas, un nuevo trending topic planea sobre el universo de la moda: #CoutureTorture.

La modelo Jourdan Dunn ha sido noticia porque la maisón Dior la ha rechazado para el último desfile de Haute Couture. El motivo fue al parecer el excesivo tamaño de sus pechos. La británica tiene una talla 32A de sostén, que equivale a una 85 española, que ni siquiera llega a ese mínimo 90 de las medidas de la mujer sexy por antonomasia, 90-60-90.

Esta noticia, que ha dado la vuelta al mundo en pocos segundos porque la propia Jourdan se encargó de tuitearla, ha vuelto sacar a relucir la eterna polémica que siempre ensombrece al mundo de la moda: que busca un icono de belleza demasiado delgado, poco saludable y que no se corresponde con las mujeres reales. El caso de Dunn, madre de un niño de 5 años y con una talla 34 de ropa, se refiere en concreto a la alta costura, que ella misma define como "couture torture" también desde las redes sociales: "Spent my Sunday afternoon squeezing my skinny self in corsets...... Fun #CoutureTorture" (me he pasado la tarde del domingo apretando mi delgado cuerpo en corsés... divertido #costuratortura).
Sin embargo la polémica de las tallas va mucho más allá de los desfiles de Haute Couture, que al fin y al cabo sólo afectan a un número muy reducido de mujeres en todo el mundo. Son las firmas y tiendas las que sí llegan a millones de personas, las que continúan creando prendas para un modelo de mujer que sigue sin ser el dominante. De nuevo el debate se hace público: ¿los diseñadores y las firmas de moda, nos siguen exigiendo demasiado? A pesar de las reivindicaciones de numerosas famosas, de los esfuerzos realizados por las ediciones internacionales de Vogue (incluida la española) para escoger a modelos más saludables o de Madrid Fashion Week eligiendo a modelos que tengan un IMC superior a 18, la realidad es que la delgadez extrema sigue siendo el canon en las pasarelas.

Los esfuerzos por cambiar la norma no han cesado en los últimos años, con médicos, sociólogos, medios de comunicación y personas de a pie preocupados por las repercusiones que ese cánon de belleza tan escuálido puede tener en las mujeres normales. La sombra de la anorexia vuelve a planear sobre las pasarelas. Si bien los trastornos alimenticios no siempre tienen su origen en la presión social de adaptarse a una talla mucho menor que la propia, los cánones de belleza que impone la moda sí que tienen algo que ver. De ahí que se haya empezado a oír a hablar de Fatshionistas, de modelos de tallas grandes y de curvas híperfemeninas como sinónimos de algo bello. Pero, ¿hasta qué punto estas iniciativas tienen repercusión social?

Sí que es cierto que, al menos, el vestir una talla superior a la 44 ya ha dejado de ser un estigma. H&M ya tiene líneas específicas de tallas grandes y, muy importante, con todos los modelos, estampados y cortes de tendencia. Hasta hace unos años era imposible encontrar tallaje grande para mujeres jóvenes.

Las celebrities, que también son modelos de belleza para el resto del mundo, también experimentan esta fijación con la delgadez. Son llamativos los esfuerzos de algunas por mantenerse en forma, como los de Jessica Alba para acabar con el peso de más que cogió durante el embarazo o el plan de dieta y ejercicio de Beyoncé para no engordar. Las famosas también sienten la presión social por encajar dentro de determinadas tallas.


Entonces, ¿sigue siendo el cánon extremadamente delgado el dominante? Sí y no. Los diseñadores continúan prefiriendo a modelos muy jóvenes y sin curvas para que la ropa se adapte perfectamente a ellas. Y la modelo más solicitada del momento es la nada curvilínea Cara Delevingne. Pero las voces discordantes ya resuenan muy alto y las alternativas tienen una gran visibilidad. El hecho de que Jourdan Dunn haya denunciado en las redes sociales lo que sucedió en la semana de la alta costura ya ha vuelto a reavivar el debate. Y todos estos movimientos que reivindican una feminidad más voluptuosa, saludable y real son cada vez más fuertes, algo impensable hace unos años. Y son el camino de que lo que le ha sucedido a Jourdan en París (o a muchas mujeres en las tiendas de moda) no sea más que un hecho aislado.


FUENTE: (glamour.es)

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