¿De dónde viene la belleza?


Prehistoria

En la prehistoria ya existía una canon de belleza sobre las mujeres, gracias a ciertas muestras escultóricas que han perdurado hoy podemos decir que los hombres escogían mujeres con órganos reproductores muy marcados (pechos, vientre, caderas anchas...) para que a la hora del alumbramiento les resultase más fácil y no muriesen durante el parto ni el niño ni la mujer. Aunque quizá eran las mujeres quienes escogían a los hombres para formar una familia. Ésto se sabe gracias a los descubrimientos arqueológicos de diferentes esculturas denominadas Venus o diosas de la fertibilidad femenina que se han encontrado en numerosos descubrimientos arqueológicos una de estas esculturas donde podemos apreciar todos estos rasgos anatómicos es en el relieve de la Venus del Cuerno.


Egipto

Para los antiguos egipcios, el canon de belleza no era el mismo que tenemos en la actualidad. Para ellos la belleza consistía en armonía, perfección, frontalidad y el cuerpo humano debía estar armónicamente proporcionado. La unidad de medida era el puño, de manera que la estatua perfecta de una persona estaría constituída por 18 puños: 2 para el rostro, 10 desde los hombros hasta las rodillas y los 6 restantes para las piernas y los pies. En consecuencia, una mujer o un hombre eran “bellos” si medían 18 veces su propio puño y estaban debidamente proporcionados como establecía el canon. En Egipto, la mujer perfecta debía ser delgada, con pequeños miembros pero de caderas anchas y pechos pequeños y torneados.
En esta sociedad, ellos mismos creaban sus propias cremas naturales para disimular las arrugas de la vejez. No solo trataban de conseguir la belleza corporal mediante los cuidados del cuerpo sino que utilizaban diferentes métodos para decorarlo. En este pueblo podemos encontrar los primeros indicios del maquillaje. Estos maquillajes rústicos los utilizaban tanto mujeres como hombres sobre todo en lo que se refiere a los ojos (perfilados de negro), no solo lo hacían para verse más guapos, sino también para hacer alusión al dios Horus. El hecho de perfilarse los ojos de negro sigue siendo una práctica de belleza muy usada en todo el mundo, pero es en estas civilizaciones donde siguen siendo muestra de algo más que un simple hecho estético.

Antigua Grecia

La teoría más prematura de belleza puede ser encontrada a partir del período presocrático. La escuela Pitagórica vio una fuerte conexión entre las matemáticas y la belleza. En particular, notaron que los objetos que poseen simetría son más llamativos. La arquitectura griega clásica está basada en esta vista de simetría y proporción. La investigación moderna también sugiere que las personas cuyos rasgos faciales son simétricos y poseen la proporción preferida son más atractivas que aquellas cuyos rasgos no los son. El ideal estético del mundo clásico se fraguó en la antigua Grecia a partir sobre todo de la escultura. La belleza se concebía como el resultado de cálculos matemáticos, medidas proporciones y cuidado por la simetría.
En Grecia se entendía al cuerpo humano como el ideal de belleza aquel cuyas partes guardaban una proporción armónica entre ellas. Este canon de belleza establece que el cuerpo humano para ser perfecto debe medir siete veces la cabeza (Policleto S.V a.C.) En el siglo IV pasa de siete a ocho cabezas. Estos cánones de Belleza se demuestran sobre todo a través de la escultura la cual sufre diferentes evoluciones a través de los tres periodos artísticos griegos (Arcaico, Clásico y Helenístico).
Las esculturas de las mujeres, aunque proporcionadas, representan a mujeres más bien robustas y sin sensualidad, los ojos eran grandes, la nariz afilada, boca y orejas ni grandes ni pequeñas, las mejillas y el mentón ovalados, pues daban un perfil triangular; el cabello ondulado detrás de la cabeza, y los senos pequeños y torneados. En cambio el ideal masculino estaba basado directamente y exclusivamente en los atletas y gimnastas, puesto que a los atletas y a los dioses se les atribuían cualidades comunes: equilibrio, voluntad, valor, control, belleza. Algunos de estos rasgos los podemos encontrar en esculturas como el Doríforo de Policleto, El Apolo de Belvedere y la Venus de Milo. 

Antigua Roma

El canon de belleza griego será adquirido del mismo modo en el Imperio Romano durante cuatro siglos aproximadamente. Esto se ha sabido a través de la estatoria Romana que guarda las mismas características que encontrábamos en las griegas y en muchos casos son simples copias.
Las fundaciones de artistas, griegos y romano, también han suministrado el estándar para la belleza masculina en la civilización occidental. El romano ideal fue definido como alto, musculado, de piernas largas, con una cabeza llena de pelo fuerte, la frente alta y amplia (un signo de inteligencia) ojos de juego amplio y largas pestañas, una nariz fuerte y el perfil perfecto, una boca pequeña, y una de mandíbula poderosa. Esta combinación de factores, produciría una magnífica mirada impresionante de hermosa masculinidad. Con las excepciones notables de peso de cuerpo y estilos de moda, normas de belleza son bastante constantes con el tiempo y el lugar.
El uso de cosméticos no era exclusivamente femenino. También los hombres recurrían a ellos para mejorar su aspecto, si bien la sociedad más conservadora solo consideraba aceptable el empleo de perfumes y la depilación. No obstante, eran muchos los que se maquillaban, se peinabal y cuidaban su cuerpo con baños y masajes, preocupados por la estética casi hasta la obsesión. Quitarse demasiado vello se consideraba afeminado, pero lucirlo se consideraba demasiado rústico, por eso había que encontrar un término medio. Las ancianas no se depilaban. En el siglo III a.C algunos romanos comenzaron a afeitarse la barba.


Antigua China

Las cuatro bellezas más famosas de la antigua China son Xishi, Wang Zhaojun, Diaochan y Yang Yuhuan. Continúan siendo la imagen representativa de la mujer local. Esto se debe, tal vez, no sólo a su bella apariencia física, sino también a su inteligencia y sus virtudes, ya que es así como alcanzan su prestigio pues poseían cualidades sumamente respetadas por toda la población china: rectitud, amabilidad y encanto personal. Para la mentalidad de la población tradicional china, las cualidades morales de una dama tienen un mayor peso a la hora de calificarlas como bellas, el ideal de belleza responde por tanto a una combinación entre la virtud y la apariencia física.
Existían diez puntos comunes para calificar la buena apariencia de la mujer pese a que varían de generación a generación:

1. El pelo debe ser negro y brilloso y las patillas, ligeras y bien formadas como el ala de la cigarra.

2. Moño atado en la cabeza; peinado con el que la mujer exaltaba su nobleza. Se dice que Zhao Feiyan siempre lo exhibía para contrarrestar su pequeña estatura.

3. Las cejas largas y negras, debían estar pintadas y adornadas. En la dinastía Tang, algunas mujeres se depilaban las cejas y se las pintaban a su gusto. La forma de las cejas enfatizaba la belleza de las féminas.

4. Ojos grandes y brillosos que expresan el mundo interior.

5. Los labios rojos y los dientes blancos y ordenados se consideraban una señal de buena salud.

6. En los tiempos antiguos, los dedos finos y tiernos eran símbolo de la belleza. Los brazos debían ser blancos y de piel suave.

7. Cintura estrecha y cutis blanco. Yang Yuhuan, una de las cuatro bellezas, tenía una cintura gruesa y fuerte, pero a la gente le gustaba más la cintura estrecha y el cutis blanco.

8. Pies pequeños y pasos ágiles que se refiere a los pies relativamente pequeños con los que se dan pasos ágiles.

9. Saber maquillarse y pintarse de manera apropiada era un símbolo de belleza.

10. La que tuviera un aroma corporal podía ser considerada la belleza. Una concubina del emperador de la dinastía Qing obtuvo el título de “concubina perfumada” por el perfume que exhalaba. Dicen que Xishi era la única que despedía aroma corporal entre las cuatro bellezas.

Otro dato interesante es que desde la antigüedad a las mujeres chinas se les realizaban de forma tradicional, modificaciones corporales en los pies para impedir su crecimiento, estos se denomina lirios o pies vendados. Este acto se llevó a la práctica durante 10 siglos aproximadamente hasta que en 1911 se prohibiera definitivamente, ya que se califico como una práctica machista altamente cruel y dolorosa que puede comportar graves peligros de salud.

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